Partiré de la base de que se trata de un albergue y que, por tanto, no son esperables lujos. El ambiente es agradable, el personal atento y la clientela, por lo general, bastante sociable. Sin embargo, la limpieza, desde el techo hasta el suelo, deja mucho que desear: telarañas en el techo y pelos y pelusas por doquier (se cayó la tapa de un bote de crema en el baño y quedó impregnada de inmundicias variadas). Su ubicación con respecto al centro de Pamplona no está mal: aunque no todo el mundo disfruta con caminatas de media hora hay transporte público que para muy cerca. Los desayunos son básicos: o tostadas con mantequilla y mermelada (no hay otra opción para ellas más que un aceite de calificación desconocida) o bollería industrial. La habitación doble tiene toda la pinta de ser una habitación individual de estudiantes a la que se le ha metido una cama con calzador (casi literalmente).
Afortunadamente, y como ya he dicho, el personal es muy atento y agradable. Recomendable siempre que no importen esos "pequeños detalles".
Otro aspecto positivo es la sala gaming, con una mesa de billar, una mesa de pin pon, y lo más importante para los niños, una PS4, una Wii, televisión con Canal +, una mesa para jugar a juegos de mesa y asientos cómodos.