Hemos pasado el puente de octubre en pareja y ha resultado una experiencia de alojamiento rural estupenda. Nos ha permitido desconectar, descansar, pasear, montar en bicicleta, disfrutar de la piscina, de la casa y de la gastronomía local, en un entorno de tranquilidad absoluta.
Hemos acertado completamente al alojarnos fuera de la ciudad en estos tiempos coronavíricos, dada la masificación en las calles que encontramos en la urbe.
Especialmente reseñables la atención y el trato inmejorables de Concha, la propietaria, y la gestión sostenible en términos ecológicos que lleva a cabo en el cortijo. Muy agradecidos por sus recomendaciones y por sus explicaciones sobre la historia de la casa familiar.
Lo anunciado corresponde con la experiencia vivida y la relación calidad precio nos parece muy buena. Muy recomendable.